
El sueño es un proceso que nos permite descansar y recuperarnos física y emocionalmente. Todos conocemos los sueños y, en muchas ocasiones, nos hemos preguntado cuál es el origen o significado de los que tenemos. Para Carl G. Jung, el sueño es considerado una consecuencia de origen inconsciente, nos indica que es una enumeración de asociaciones de ideas enlazadas con las imágenes del sueño y nos permite identificar el origen de las mismas con determinados recuerdos del pasado o del presente. “Considera un hecho que determinados elementos del sueño son oriundos de la vigilia” (Jung, Teorías del Psicoanálisis, pp. 114-115) y de vivencias olvidadas a causa de insignificancia y que, por consiguiente, estos viajan al inconsciente.
La técnica para interpretar el contenido del inconsciente es intentando recordar de dónde pueden provenir los detalles del sueño, ya que en ocasiones estos recuerdos o representaciones suelen ser algún significado consciente o paralelismo histórico individual, inclusive algunos símbolos que son productos de complejos inconscientes. Los complejos son una de las causas más evidentes de perturbaciones neuróticas, los cuales pueden ser conscientes o inconscientes y están relacionados con lo afectivo. En este sentido, la asociación de ideas que se hace tiene un sentido inconsciente que por lo general representa interferencia de complejos.
Según Jung, las representaciones se relacionan con ideas que se pueden encontrar en la mitología o en la religión, así que considera que, dentro del cristianismo, el símbolo central es el sacrificio, el cual juega un papel importante en fantasías inconscientes y al que denomina como castración. Otras de las fantasías que menciona es el complejo de Edipo en los niños y de Electra en las niñas, donde los celos juegan el papel importante en el sacrifico o castración. Así que, si en estas fantasías no se logra una separación, estas se convierten en un conflicto que, posteriormente, darán lugar a una serie de perturbaciones neuróticas.