
Hablar de Juventud es un tema que, el día de hoy, escuchamos en un discurso político donde se habla del futuro de México. En las universidades se les forma como los profesionistas del mañana. Sin embargo, ¿Qué pasa hoy? ¿Dónde están las juventudes? ¿Qué son el día de hoy?
La definición de Juventud, según el diccionario, es el período de la vida de una persona comprendido entre la infancia y la madurez, el cual, de acuerdo a la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud, se ubica entre los 12 y los 29 años. Las Naciones Unidas mencionan que son las personas entre los 15 y 24 años, por lo que no hay algo estrictamente definido o estandarizado para medir a la juventud. Cuando nos referimos a un joven, lo primero que se viene a la mente es un estudiante, un inmaduro, un irresponsable, juguetón, fiestero, rebelde, etc., y ahí encontramos la primera parte del artículo, la famosa estigmatización social.
La juventud, hoy en día, tiene un reto muy importante, y es el poder velar por sus propios intereses, ser aceptado en sociedad como un individuo que puede ser no el futuro de mañana, sino la diferencia de hoy. ¿Por qué pensar que si eres joven no tienes experiencia en un trabajo? ¿Que por el hecho de no usar corbata y un traje oscuro eres un rebelde sin causa? El hecho de escuchar a un joven decir: “algún día seré un gran científico, un innovador tecnológico, un gran empresario, político o presidente”, se nos viene a la mente un “deja de soñar y aterriza los pies sobre la tierra”.
Frases como esas se escuchan todos los días dirigidas a más 38 millones de jóvenes en México. Sin embargo, los tiempos están cambiando. En un mundo de competitividad, la juventud debe demostrar que no son el futuro de mañana, la juventud es hoy, la juventud es dinamismo, es energía, es innovación, es visión, es frescura, ser joven es decidir vivir al máximo con responsabilidad y ganas de salir adelante. Ser joven es abrirse paso en la vida social, es generar un relevo generacional, donde se demuestre que los tiempos donde las sociedades funcionaban a través de “un consejo de ancianos” así denominado en algunas culturas, debido a su experiencia. Esos tiempos ya quedaron atrás. Estamos en una época en la que vivimos una revolución tecnológica, una época de cambios, donde el uso de las tecnologías es indispensable para todo y qué mejor que los jóvenes comiencen a posicionarse en este mundo revolucionario. Ocupamos gobernantes jóvenes que generen el cambio, médicos frescos con ganas de declarar la guerra a tantas enfermedades, científicos que creen curas y no pandemias. Basta ya de escuchar el “no se puede” y empecemos a decir “lo hice y seguiré por más. Lo he logrado”.
La realidad es difícil pero no imposible, los límites se los pone uno mismo, seamos los jóvenes los que movamos el mundo, aprovechemos las aulas para enriquecernos de conocimiento y generar el futuro que queremos, seamos el legado de nuestros padres y abuelos, demostremos que los jóvenes somos el presente, el aquí y el ahora.
Ser joven es el reto más difícil, tener todo para logarlo y la decisión es ¿tomar o dejar? Eso depende de ti.