
Empecemos por dar una explicación sobre el psicoanálisis y sus orígenes, ya que este es fundamental. El origen del psicoanálisis se remonta hacia los tiempos de Charcot a finales del siglo XVIII en Francia. Aquí es donde entra la hipnosis, un tratamiento necesario para su nacimiento. La hipnosis se llevó acabo con pacientes femeninas a las que llamaban “histéricas”, quienes tenían síntomas como ceguera y parálisis sin explicación biológica.
Pero, ¿por qué se desarrollaba la histeria? Esta se ocasionaba por conflictos emocionales que los enfermos habían vivido durante la infancia. Cuando el trauma oculto y reprimido emergía a la conciencia, desaparecían los trastornos psíquicos, esto impide que las personas que lo sufren no puedan desarrollar su máximo potencial. La ansiedad, las inhibiciones y la depresión, generalmente se deben a conflictos internos, lo que origina dificultades en su entorno. Si este padecimiento no se trata, puede tener un gran impacto en su vida personal y profesional.
Ahora bien, el propósito del psicoanálisis se perfiló como uno de los elementos esenciales para después convertirse en un elemento principal en el desciframiento del inconsciente, con el fin de ayudar al paciente y hacerlo entender que el daño viene de conflictos internos de tendencias e impulsos que no acepta, esa parte de nosotros mismos que no tenemos la capacidad de conocer. Allí es donde el terapeuta busca la respuesta a enfermedades mentales.