Todos nos hemos preguntado alguna vez: “¿quién soy yo?”, “¿de dónde vengo?”, “¿hacia dónde voy?”; incluso cuando atravesamos momentos difíciles y llenos de tristeza nos hemos planteado la pregunta: “¿qué propósito tiene esta existencia?”, y lo hacemos de un modo tan íntimo e intenso que la estabilidad de nuestro mundo depende de encontrar alguna respuesta positiva. Pero no solo en los momentos de amargura y melancolía nos hacemos preguntas importantes; en realidad, lo hacemos todos los días. En ocasiones de júbilo, entusiasmo y esperanza, ciertas cuestiones dan rienda suelta a la imaginación creadora que colma nuestro ser de inspiración y lucidez. ¿Qué es el amor?, ¿por qué me enamoré de ti y no de otra persona?, ¿por qué la luna me parece tan hermosa?, ¿qué tiene tu sonrisa que la encuentro tan bella?, ¿por qué te considero mi amigo? Estas preguntas han propiciado la creación de maravillosos poemas, novelas y ensayos en torno a la belleza, las relaciones amorosas y amistosas, motivando himnos a la alegría y alabanzas al orden natural. Así mismo, la pregunta por la posibilidad de un más allá es igualmente importante en nuestro día a día: ¿qué pasa después de la muerte?, ¿se puede pensar en una realidad más allá de ésta?, haciéndonos reflexionar acerca de la religión, la espiritualidad y lo divino en y fuera de nosotros.

¿Qué es la felicidad?, ¿qué debo hacer para alcanzarla?, ¿cómo saber si una acción es buena o mala?, ¿cómo puedo tomar mejores decisiones diariamente?, ¿es posible vivir en una sociedad en paz?, ¿qué hace que un gobierno sea bueno o malo?, ¿qué podemos esperar en el futuro para nuestro mundo, para nuestro planeta? De todas estas preguntas, y muchas otras, se ocupa la filosofía en sus distintas ramas como son la ética, la política, la metafísica, la epistemología, la estética y muchas más. Si la filosofía se puede entender como ese preguntar por la vida, por el amor, por la felicidad, por el bien o por el mal, por el sentido de la existencia, por la libertad y poder tener las condiciones para vivir en una sociedad más justa y feliz, entonces, la filosofía es tan cercana a nosotros y tan valiosa como lo es ver, oír o respirar. Preguntando, no solo nos mantenemos en camino hacia el conocimiento, sino que también desarrollamos esa capacidad de decidir y de reflexionar que nos salva de la manipulación y la obviedad. En este sentido, me atrevo a decir que, con filosofía, la vida se torna más interesante, profunda y, por qué no, emocionante. ¡Ven! Te invito a que sigas filosofando.

El valor de la filosofía en el día a día

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