
El comportamiento de las empresas mexicanas para obtener financiamiento está viviendo un sustancial cambio, en virtud de que el mismo entorno económico ha propiciado un análisis más serio de la estructura financiera de los negocios, toda vez que el costo de los recursos se incrementa día con día.
Actualmente, nuestra estructura industrial presenta perfiles expansivos, cimentados principalmente en el fortalecimiento de la pequeña y mediana empresa. Esta situación apoyada por el gobierno federal está provocando la creación de capital vía todo tipo de pasivos, en especial a lo que proyectos se refiere.
La combinación de capital propio y ajeno es el financiamiento que, en mayor o menor grado, tiene toda empresa, y su aplicación en inversiones fijas o circulantes obedece a toda una estrategia financiera que debe considerar los aspectos siguientes:
1.- Origen (fuente de financiamiento).
2.- Monto máximo y mínimo que otorgan.
3.- Costo.
4.- Tiempos máximos de espera.
5.- Flexibilidad para reestructuración.
6.- Aplicación (destino específico).
7.- Formalidades (requisitos, garantías, etc.).
8.- Condiciones (tasas, plazo, etc.).
9.- Tipo de moneda (pesos, dólares, euros, etc.).
El financiamiento se define como el abastecimiento y uso eficiente del dinero, líneas de crédito y fondos de cualquier clase que se emplean en la realización de un proyecto o en el funcionamiento de una empresa.
Algunas fuentes de financiamiento que podemos nombrar son: crédito bancario, hipoteca, emisión de deuda, pagaré, entre otros.
Es saludable en las finanzas de la empresa utilizar el financiamiento como auxiliar para soportar las operaciones que se originan día a día.