La personalidad es el esquema persistente de comportamiento y experiencia interna. Influye en cómo pensamos, sentimos y actuamos, en la manera de vernos a nosotros mismos y a las personas que nos rodean. Cuando pensamos en quienes somos, a menudo pensamos en la personalidad como característica definitoria central. (Barnhill, 2015).

Es durante la adolescencia en donde se iniciaría el proceso de gestación de la personalidad, comenzará alrededor de los 15 años y terminará aproximadamente a los 30. Este proceso estaría marcado por los cambios de la adolescencia, la independencia de la familia y la asunción de roles sociales y responsabilidades. (Caspi, Roberts, & Shiner, 2005).

En esta etapa, el adolescente se enfrenta al difícil proceso de construcción de identidad, lo cual va a generar una concepción coherente del yo, en donde metas, valores y creencias serán tomadas como un compromiso sólido, es decir, es en esta etapa donde sabrá quién es exactamente, La principal labor de la adolescencia, decía Erikson (1968), es confrontar la crisis de identidad frente a confusión de identidad, o identidad frente a confusión de roles, de modo que pueda convertirse en un adulto único con un coherente sentido del yo y un rol valorado en la sociedad.

Con el surgimiento de las redes sociales, es evidente que el contacto con los otros para lograr el proceso de socialización ha pasado a segundo plano y, por ende, tiene consecuencias en la constitución de esta identidad. Si bien el objetivo de estos sitios de internet es mejorar la comunicación y acercarnos más  aquellos que se encuentra lejos geográficamente, muchas veces también puede funcionar como un velo que nos permite ocultar cierta parte de nosotros para poder encajar en esa sociedad virtual.

Pero, ¿cómo es que las redes sociales influyen en el proceso de consolidación de la personalidad? Para poder responder a esta pregunta, primero tenemos que saber que, con el desarrollo del adolescente, a la par de cambios físicos y psicológicos, también viene un proceso de adaptación por medio de estrategias que conllevan al uso excesivo, o no, de las redes sociales, y son estas estrategias que dificultan, o no, el proceso de construcción de la identidad, si el uso de redes sociales o la actividad en ellas genera un retroalimentación, ya sea positiva o negativa, influirá en la modulación de la personalidad.

Empero de que el uso de tecnologías en el desarrollo hace que nuestra vida cotidiana sea más fácil. Las personas, especialmente los niños y los jóvenes, se ven afectados negativamente por el mal o excesivo uso de las herramientas como las computadoras e internet, debido a que siguen siendo psicológicamente inmaduros (Ayar, Bektas, Beste, Dilek & Otzturk, 2015).

Si bien las investigaciones realizadas hasta ahora no han encontrado una correlación precisa entre estas dos variables, sí han identificado que, en muchas ocasiones, las personas que hacen uso de estas, y con la finalidad en poder entablar una amistad o pertenecer a un grupo social, llegan a realizar prácticas ajenas a sus creencias o valores personales, lo cual, fuera del mundo virtual, sería poco probable de hacer. Un ejemplo de ello es el reto de la ballena azul que se hizo viral hace un par de años en varias partes del mundo.

Otra área en la cual se han visto afectaciones es en la socialización persona a persona, en especial aquellas que tienen rasgos de introversión muestran mayor dificultad para poder entablar una conversación, debido a que existe poca reflexión al momento expresar opiniones e ideas y, por ende, un menor grado de responsabilidad afectiva, pudiendo así generar malestar emocional en los otros (Ebeling-Witte, Frank & Lester, 2007).

Considerando que la personalidad es un patrón de comportamiento y que al usar excesivamente las redes sociales se modifica este patrón, en específico en el área social, podremos decir que el factor en el cual se nota más influencia es en la responsabilidad afectiva, ocasionando menos empatía y tacto al momento de expresarse, así como un alejamiento emocional de aquellos seres cercanos al individuo. Debemos tener en cuenta que no es un tema menor, ya que, el hecho de que las personas, en especial niños y adolescentes, se encuentren cada vez más alejados de sus emociones, ocasionará en un futuro problemas psicológicos por la poca habilidad para gestionar sus emociones.

Una consecuencia más es que el uso prolongado de las redes sociales puede causar el desconocimiento propio debido a la falta identificación con el yo real, es decir, el que no se encuentra en el mundo virtual y al momento de afrontar situaciones cotidianas donde los factores no pueden ser los esperados, el sujeto puede sentirse frustrado y desorientado, además, el abuso de redes sociales puede ser causante de depresión, síndrome de déficit atencional con hiperactividad (TDAH), insomnio, disminución de horas totales de sueño.

Respecto al área académica, podemos observar una disminución del rendimiento académico, repitencia y abandono escolar. También, ha sido asociado a un amplio rango de problemas psicosociales, entre otros. En relación al desarrollo de personalidad se ha visto que, a mayor gravedad de la personalidad, aumenta el riesgo de adicción.

Teniendo en consideración, es importante la supervisión del uso de tecnologías que faciliten el acceso a redes sociales, que los padres sean cautelosos en el tiempo que pasan los jóvenes en estos dispositivos y, de igual manera, que al momento de detectar cambios en el comportamiento que indiquen cierto apego o dependencia de estas plataformas, puedan acudir con un especialista que los oriente para evitar que pueda generar problemas mayores como los ya mencionados.

De igual manera, se debe promover el contacto social en la vida real, el permitir la expresión de las emociones para promover un mejor manejo de ellas, así como favorecer la comunicación directa entre los grupos sociales primarios (familia, amigos y pareja). Para que no se use las redes sociales como un medio de escape de la realidad, es necesario que se ayude a los jóvenes sus fortalezas y usarlas como medio de apoyo para poder afrontar los acontecimientos disruptivos o displacenteros de la vida.

Referencias

Ayar, D., Bektas, M., Beste, O., Dilek, Y. y Ozturk, C. (2015). Association of Personality Traits and Risk of Internet Addiction in Adolescents. Asian Nursing Research, 9, 120-124.

Barnhill, J. W. (2015). Trastornos de la personalidad. En M. John W. Barnhill, DSM-5 CASOS CLÍNICOS (pág. 297). CIUDAD DE MÉXICO: MÉDICA PANAMERICANA.

Caspi, A., Roberts, B., & Shiner, R. L. (2005). Personality developnment: Stability and change. Annual Review of Psychology, 453-484. doi:10.1146/annurev.psych.55.090902.141913

Ebeling-Witte, S., Frank, M. y Lester, D. (2007). Shyness, Internet use, and personality. CyberPsychology & Behavior, 10(5), 713-716.

Erikson, E. H. (1968). Identity: Youth and crisis.New York: Norton.

Papalia Diane E., M. G. (2017). Desarrollo humano (13 ed.). CIUDAD DE MÉXICO: McGRAW-HILL/INTERAMERICANA EDITORES, S.A. DE C.V.

NOTAS

Psic. Erick Francisco Mota Cárdenas, Docente en UNO Tezontepec, psicólogo de la salud, diplomado en criminología y con 4 años experiencia clínica tratando jóvenes y adultos.
erickmota53@gmail.com

Adolescentes, redes sociales y personalidad

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